A medida que los avances tecnológicos se insertan en la
sociedad globalizada, sus mecanismos parecen influir en el orden político a
través del análisis algorítmico de la información digital.
Martin Hilbert es experto en redes
sociales y actualmente es el asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso
de los Estados Unidos. En una entrevista en enero pasado que le
hiciera el medio chileno The Clinic habló con entusiasmo de lo que
llaman Big Data.
Él mismo lo define así: "Tenemos
tantos datos y tanta capacidad de procesarlos, de identificar correlaciones,
que podemos hacer a la sociedad muy predecible. Y cuando puedes predecir,
puedes programar".
Las tecnologías de la información y la
comunicación han creado este concepto para una operatividad común: la
regulación del ordenamiento social a través del análisis de la información.
Hilbert aporta los siguientes datos:
"Desde el 2014 hasta hoy, creamos tanta información como desde la
prehistoria hasta el 2014. Y lo más impresionante, para mí, es que la
información digital va a superar en cantidad a toda la información biológica
que existe en el planeta".
Actualmente ya existe más información
digital que código genético humano, y augura Hilbert: "Durante este siglo,
la información digital va a superar a toda la información genética que existe
en la biósfera".
¿Para qué sirve tanta información
recopilada y procesada? Dice que "con los datos de movilidad de Google se
pueden hacer estudios. Y ya sabemos, por ejemplo, que se puede predecir con
casi un 90% de probabilidad dónde vas a estar tú en cada momento de cada día
del año que viene".
Estos estudios de probabilidades son
hechos por grupos especializados y empresas que han tomado las riendas del
comercio de la información digital.
Datos por votos
Obama y Trump se beneficiaron del Big Data
La venta de información es el negocio
de empresas de redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram. Sabemos que
la privacidad en esos canales es una condición a la cual tienen que abandonar
los consumidores de redes sociales, por lo que el comercio de información fluye
con cada vez mayores expectativas.
Un ejemplo de esta comercialización
con consecuencias políticas en los EEUU en específico son las campañas
electorales de Barack Obama en 2012 y de Donald Trump en 2016.
La estrategia del ex presidente Obama
fue hacer palanca sobre la nueva realidad demográfica de EEUU a través de la
Big Data, y con eso fue capaz de manipular las redes sociales para su
beneficio.
Cuenta Hilbert que "contrató a un
grupo de cuarenta nerds, de Twitter, de Google, de Facebook, de Craigslist,
tres profesionales de póker, otro que trabaja con células madres, en fin. A
esos cuarenta nerds los puso en un subterráneo, les dio mil millones de dólares
y un número para el servicio de pizza, ¿no? Y ahí en el subterráneo crearon los
16 millones de perfiles que les interesaban, los votantes indecisos. Sacaron
datos de todos lados. Incluso tuvieron acceso a las Setup-Boxes, lo que sería
el DirectTV en Chile, que registra cómo tú ves televisión. Si tienen acceso a
eso, ya saben lo que te interesa, y empezaron a llevar comerciales
individualizados. Lo más delicado es que no sólo pueden mandarte el mensaje
como más te va a gustar, también pueden mostrarte sólo aquello con lo que vas a
estar de acuerdo. Si Obama tiene sesenta compromisos de campaña, puede que 58
te parezcan mal, pero al menos con dos vas estar de acuerdo. Digamos que estás
a favor del desarrollo verde y a favor del aborto. Bueno, empezaron a mostrarte
en Facebook sólo estos dos mensajes".
¿Qué hizo Trump? "Contrató a Cambridge
Analytica para los estudios de recopilación y procesamiento de datos en su
campaña electoral. ¿Qué hicieron con eso? Usaron esa base de datos y esa
metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que puede votar. Casi 250
millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho a la ciudadanía, en
2012 tenía 16 millones de perfiles, pero acá estaban todos. En promedio, tú
tienes unos 5000 puntos de datos de cada estadounidense. Y una vez que
clasificaron a cada individuo según esos datos, lo empezaron a atacar. Por
ejemplo, en el tercer debate con Clinton, Trump planteó un argumento, ya no
recuerdo sobre qué asunto. La cosa es que los algoritmos crearon 175 mil
versiones de este mensaje -con variaciones en el color, en la imagen, en el
subtítulo, en la explicación, etc.- y lo mandaron de manera personalizada. Por
ejemplo, si Trump dice 'estoy por el derecho a tener armas', algunos reciben
esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente
más miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo
que va a cazar con su hijo. Es la misma frase de Trump y ahí tienes dos
versiones, pero aquí crearon 175 mil. Claro, te lavan el cerebro. No tiene nada
que ver con democracia. Es populismo puro, te dicen exactamente lo que quieres
escuchar".
Explica Hilbert que esto no se hace
con anuncios publicitarios sino más sofisticadamente. Facebook usa algoritmos
para hacerte llevar hasta tu timeline enlaces con temas de
preferencia para el consumidor de redes; no usan propaganda de campaña,
sencillamente te asoman artículos de prensa bien elegidos que se pueden leer
entrelíneas como propaganda electoral.
El sector corporativo está adueñado de la Big Data
"Y si tú por medio año ves 'Obama
héroe' de estas dos cosas que te gustan, al final vas a decir 'oye, tan mal no
está este Obama'. Bueno, en 2012 le cambiaron la opinión al 78% de la gente que
atacaron así. Y Trump lo hizo con 250 millones. Creo que George Orwell se
metería un tiro, porque ni él se imaginó algo así. La democracia es
completamente inútil con algo así", opina paradójicamente este entusiasta
de la Big Data.
Burbujas humanas
Hilbert asegura que ya estamos en eso
que futuristas y tecnólogos tildan de la "era de la singularidad
tecnológica", en el que los avances tecnológicos se fusionan con la
especie humana. La información acumulada y debidamente procesada, insiste el
experto en cuestión, puede automatizar tareas y programar el orden social a
conveniencia del sistema democrático representativo.
Sin embargo, los Estados-nación hasta
los momentos no han usado el Big Data para el desarrollo de políticas públicas,
más bien el sector corporativo-privado se ha beneficiado enteramente de este
proceder tecnológico.
Confiesa Hilbert: "Y todo esto,
al final, ¿a qué nos lleva? A crear burbujas, en todos los niveles. (...) Que
la gente emocional sólo hable con gente emocional, la gente de acción con la
gente de acción, los reactivos con los reactivos. (...)
El Big Data permite poner a la gente
en muchas más cajas que antes no veías, es un arma de fragmentación muy
poderosa. Sí, esa es una amenaza. Esto de la privacidad y el comercio no es el
gran problema (...) Con la tecnología actual, este constructo está
completamente abusado y tiene potencial para constituirse en una dictadura
informacional, esto hay que decirlo abiertamente. Esto es lo que más me
preocupa. La democracia representativa de esta manera no funciona".
Este modelo de democracia global que tiene
como adalid a los Estados Unidos parece un callejón sin salida, a pesar de toda
la tecnología que hasta ahora el capitalismo ha desarrollado.
0 comentarios:
Publicar un comentario