He visto con mucha
preocupación como hemos ido tomando costumbres de la derecha y las convertimos
en “revolucionarias” dejando a un lado lo que nos enseñó nuestro amado
Comandante Chávez.
Compañeros que un día
patearon las calles buscando votos hoy lucen flamantes sus carros último modelo
cuando van a esos mismos barrios que, por alguna razón, olvidaron durante 5
años, a buscar de nuevo los votos para ser elegidos a algún cargo de elección
popular, valga la redundancia. El pueblo, fiel a Chávez, no a ellos, los recibe
y empiezan esos “políticos” a prometer y prometer que esta vez sí van a acabar
con muchos de los problemas que nos aquejan y cuando ganan, de nuevo se olvidan
del pueblo. Así no, esa no es una revolución. Eso es traicionar, coño, el
legado de nuestro líder Hugo Chávez.
Una persona dedicada a la
política no puede ir a un barrio, a un sector, a una comunidad, vestido con
camisas Lacoste, pantalones Levis, y zapatos Nike, a hablarle de socialismo al
pueblo ¿con qué moral hacen eso?
El pueblo no es pendejo y
se da cuenta de todo lo que sucede y aunque a veces no lo comenta por miedo a
ser llamado traidor o contrarrevolucionario, por esos mismos “políticos”, el
día de las elecciones no sale a votar por estar DECEPCIONADOS y es allí cuando
la derecha aprovecha para ganar espacios que ya habían perdido vale. Dejemos de
ser “políticos” y convirtámonos en revolucionarios porque como decía el Che,
“el revolucionario es el escalón más alto de la especie humana”.
No digo que vestirse bien
y tener carro último modelo sea malo, no, no, no digo eso, cada quien que asuma
las consecuencias de sus actos, lo que no me parece, como revolucionario, es
que vayan a buscar votos a los barrios de esa manera.
Recuerdo una ocasión, en
un almuerzo, donde un camarada nos daba unas palabras y decía que todos son
jefes, pero muy pocos son líderes; que para ser un verdadero líder había que
estar allí, en el campo de batalla, de primero en la fila de combate, echándole
bola (disculpen la expresión) para después hablar con propiedad y moral de lo
que está bien y lo que está mal.
¿Cómo vamos a saber la
necesidad que pasa nuestro pueblo si solo lo visitamos en tiempos de elección?
Tenemos muchos jefes, pero muy pocos líderes.
La Asamblea Nacional
Constituyente busca, entre otras cosas, acabar con ese cáncer que tanto daño le
hace a la revolución ya que desde las bases es que van a elegir las personas
que de verdad representan al pueblo de a pie debido a que conoce las
necesidades de sus vecinos porque vive allí, donde, como dicen, se bate el
cobre.
Un “político jefe” va a
una comunidad y dice tres disparates y promete casa, carro, comida y para usted
de contar, y no cumple, a quien le echan la culpa es a Maduro. No hay otro y
otra que asuma esa responsabilidad sino nuestro presidente.
Ahora bien, un luchador
social, líder, de alguna comunidad que lleva toda su vida viviendo en ese lugar
se dirige a sus vecinos y les habla con toda la sinceridad del mundo expresando
que él no va a resolverle los problemas a las personas, que no le dará carro,
ni casa, ni lavadoras, ni cocinas, pero sí luchará porque todos los beneficios
que se han conseguido en esta revolución, como lo son, Misión Barrio Adentro,
Gran Misión en Amor Mayor, Gran Misión Vivienda Venezuela, entre otras, se
mantengan y que garantizará a través de la Constituyente, pase lo que pase, que
Venezuela no será jamás colonia ni patio trasero de ningún imperio y que además
continuará el verdadero legado del Comandante Chávez mediante el trabajo
mancomunado en su comunidad… Ese es un líder.
Hagamos revolución de
altura, no política de bajeza… Seamos pues, unos líderes y lideresas.
@Zaid4F