Para el último trimestre de este año se vislumbra el estreno de
Muerte en Berruecos, el segundo largometraje de ficción de Caupolicán Ovalles,
experimentado realizador con amplia trayectoria en otros formatos,
específicamente en televisión, que en esta oportunidad lleva a la gran pantalla
un hecho histórico de gran importancia para Latinoamérica, el asesinato del
Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, en junio de 1830, pero contado
en clave de suspenso policial.
Como
en su película previa Memorias de un soldado (2012), el cineasta combina de
nuevo su afición por la historia de Venezuela, con su vocación como director y
productor. Otro elemento común es la selección de una historia con base en
hechos reales. En el caso de Memorias de un soldado, Ovalles aborda la historia
de la Independencia desde una perspectiva desconocida, a partir de la
autobiografía de Braulio Fernández, un ser ignoto que participó, no como héroe
sino como un venezolano común, en la gesta emancipadora.
OTRA MANERA DE CONTAR LA HISTORIA
En
ese primer largometraje de ficción se muestran aspectos interesantes y
esclarecedores, supuestamente reales, de la época y las luchas de la
Independencia, que sirven de contexto a una historia de amor. Ahora, con Muerte
en Berruecos, Ovalles plasma en códigos audiovisuales una “minuciosa
investigación” sobre el asesinato del Mariscal Sucre, un hecho muy conocido,
pero del cual poco se conocen los pormenores, detalles que, según adelantó el
director, en esta obra se revelan de manera dosificada para dar lugar al
suspenso.
Ovalles
aclaró que no se trata de una biografía. La película se concentra
exclusivamente en el homicidio de Antonio José de Sucre, desde que emprende el
regreso de Bogotá, luego de discutir asuntos referentes a la adhesión de
Venezuela a la Gran Colombia, hacia su residencia en Quito a donde la mortal
emboscada en Berruecos le impidió llegar. Por otra parte, es una ficción que
intenta recrear, con la mayor precisión histórica posible, un hecho real.
La
particularidad de la obra es que desecha el estilo narrativo de las películas
históricas, tal vez menos atractivo, para decantarse por el ritmo y el tono,
mucho más entretenido y quizás más efectivo desde el punto de vista
comunicacional, del thriller policial con el que se busca generar tensión e
interés en el espectador que debe armar el rompecabezas del relato en el
transcurso de la película.
De
esta manera, además de entretener, se transmite un capítulo de la historia que
no solo atañe a Venezuela, sino a Latinoamérica en general. “El asesinato de
Sucre fue el primer magnicidio que ocurrió en hispanoamérica, era un personaje
que supuestamente tenía mucha influencia en el espacio iberoamericano y esa es
una de la razones por las que lo matan”, apuntó el cineasta.
ENTRE EL GUSTO Y LA VOCACIÓN
¿Cómo surge la iniciativa
de contar el homicidio de Antonio José de Sucre en términos de suspenso
policial?
-Yo
soy cineasta, no soy historiador, aunque he trabajado con temas históricos.
Dentro de mi carrera como realizador estuve mucho tiempo trabajando en series
policiales para televisión, como es el caso de Archivo criminal y otras series
que fueron exitosas en su momento más bien vinculadas al misterio. Y soy
aficionado al género policial. Entonces, con Edgar Narváez fuimos armando la
idea y desarrollamos el guion. De esta manera hicimos un proyecto que nos
compromete a los dos porque Edgar es también un gran amante de la histora de
Venezuela, al igual que yo, y en ese sentido combinamos la vocación
cinematográfica, él como escritor y yo como director y productor, para llevar
esta obra al público iberoamericano. Por la historia, el asesinato de Sucre
sucede entre Bogotá y Quito.
-¿Y dónde se realizó la producción?
-Tuvimos
coproducción con Panamá y Ecuador y filmamos gran arte de los exteriores
urbanos en las zonas coloniales de Panamá y de Quito. En Venezuela filmamos
gran parte de todo lo que sucedió en interiores y realizamos algunas
recreaciones del trayecto entre Bogotá y Quito, eso se hizo en los páramos del
estado Mérida. En Caracas recreamos diferentes espacios urbanos que conservan
muy bien la escenografía propia de la época. En general se filmó en tres
países: Venezuela, Panamá y Ecuador.
MEJOR QUE EN LA ESCUELA
-La película toca un tema que se menciona en las clases de historia de la escuela, pero en general los detalles no son muy conocidos.
-Exactamente. Ya en Memorias de un soldado tocamos una parte de la historia que los venezolanos no conocen mucho, como la de un soldado normal, que no es un héroe, que luchó en la Independencia. Eso no se enseña en las escuelas, en colegios o liceos, pero es parte de nuestra historia desconocida que forma parte de nuestra vida y nuestro ser.
En el caso del asesinato de Sucre también es un hecho importante porque se trata del ser humano que se enfrenta a las diferentes circunstancias del poder. Y eso no ha cambiado, en muchos países sigue siendo así, en las diferentes épocas la lucha por el poder es un elemento importante. En las relaciones humanas muchas veces esto genera traiciones, envidia, sentimientos humanos que dan lugar a situaciones trágicas, como ocurrió en el asesinato de Sucre.
-¿Eso es parte de la trama que está detrás de esta historia?
-Claro, en la película se muestra eso, porque la gente, por motivos políticos, personales, económicos, cometen actos abominables, criminales. Y esto se repite en el transcurso del tiempo, es una forma de vernos a nosotros mismos y tener posibilidades de analizar nuestra situación actual en función de nuestro pasado. En ese sentido la película propone una reflexión sobre el poder, la manera de acceder a él y las situaciones que generan conflictos internos que pueden ser muy graves para los países.
-¿Hay en la película alguna especie de revelación o algún hecho particular que sea casi desconocido con respecto al asesinato de Sucre?
-En principio vamos a dar mucha información al espectador para que descubra y arme su rompecabezas. Esa es la idea del género thriller policial, generar interrogantes que luego vas a resolver y desarrollar en el transcurso de la película. Sí hay muchas situaciones que la gente desconoce. Esta es la primera vez que se aborda este tema desde la ficción. Se hizo una biografía, pero no se profundizó sobre el homicidio. Lo que la gente recuerda es el famoso cuadro de Arturo Michelena. Por eso creo que va a ser una película que va a dar de qué hablar.
JUNTOS ES MEJOR
-Muerte en Berruecos es una de las 16 películas venezolanas que completó su producción en 2016, un año muy duro para la economía venezolana, que también tuvo su impacto en las condiciones para hacer cine.
-Fue complicado porque fue prácticamente la primera película que enfrentó muchos obstáculos que surgieron en el transcurso del año. Comenzamos con graves problemas de abastecimiento, inflación y recursos para conseguir equipos. Afortunadamente el CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía) nos apoyó siempre y eso fue fundamental. Igualmente tuvimos el apoyo de la Villa del Cine y de Ibermedia. Sin esos apoyos hubiera sido difícil culminar la película. También tuvimos apoyo de los coproductores en Panamá y Ecuador y eso ayudó a hacer las filmaciones en esos países.
-¿Cuáles fueron los
tiempos del rodaje?
-En
Venezuela se comenzó a filmar en febrero de 2016 y se termino en abril. Y entre
mayo y junio se filmó en Ecuador y Panamá. Ahora está completamente editada,
está en posproducción de sonido e imagen y esperamos que la película pueda
estar lista para hacer sus primeras proyecciones a partir de junio de este año.
Primero vamos a postularla a festivales y luego, hacia el último trimestre del
año, esperamos que esté en las salas de cine en Venezuela.
UN BUEN TRABAJO EN EQUIPO
-¿Está satisfecho con el resultado, a esta altura piensa que la
haría ahora de una manera diferente?
-Eso
se puede hablar en términos porcentuales. Generalmente uno siempre tiene algo
que quiso hacer y no pudo porque algo falló, por el presupuesto, porque faltó
algo. Así es la vida en general.
Estoy
sumamente satisfecho, muy contento con la posproducción de Sergio Curiel en el
montaje. Estamos trabajando la música con Valdemar De Lima, que seguro nos va a
dar un gran trabajo como lo hizo con Memorias de un soldado. Creo que hemos
dado un paso adelante en mi carrera, pero también mis colegas cada uno en su
área. Y es una película dentro del cine venezolano que estoy seguro que va a
impactar mucho.
Está muy bien realizada, muy bien contada, con un excelente
guion que escribimos con Edgar Narváez, con actuaciones muy bien logradas del
talento que intervino. Puedo decir que estoy contento con el resultado y estoy
seguro de que el público la recibirá muy bien.
T/ Luis
Jesús González Cova
F/ Cortesía M.B.
Caracas