El Vicepresidente de la República Bolivariana de
Venezuela, Tareck El Aissami, afirmó, en una misiva enviada al Departamento del
Tesoro (que funge como Ministerio de Finanzas y ente recaudador de impuestos)
de Estados Unidos, que ese país debe explicarle al mundo sobre su fracaso en la
lucha contra el nartoctráfico.
A
continuación, el texto:
CARTA PÚBLICA AL
DEPARTAMENTO DEL TESORO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA
Sr. Steven-Mnuchin
Su Despacho.-
Como ciudadano
venezolano, y como Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, me
dirijo a usted para responder a la emisión de acciones contra mi persona, de
fecha 13 de febrero pasado, adoptadas a través de la Oficina de Control de
Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los EE.UU.
En primer lugar, como
autoridad del OFAC, usted ha sido engañado por sectores políticos, cabilderos y
grupos de intereses en EE.UU., cuyo interés fundamental es evitar que Estados
Unidos y Venezuela reconstruyan sus relaciones políticas y diplomáticas sobre
la base del reconocimiento y el respeto mutuo.
Estos grupos de
interés no sólo carecen de pruebas para validar las gravísimas acusaciones que
me han sido imputadas, sino que -por el contrario- han construido un caso de
falso positivo para criminalizar -a través de mi persona- al Gobierno de la
República Bolivariana de Venezuela, nación que libra una lucha frontal y
transparente contra el negocio trasnacional del narcotráfico.
Debe usted saber que
cuando dirigí los servicios de seguridad ciudadana en mi país, entre los años
2008 y 2012, obtuvimos los más grandes avances de nuestra historia y del
continente en materia de lucha contra los carteles de la droga, el negocio
transnacional del tráfico ilícito de estupefacientes y sus estructuras
logísticas. Entre esos años, las autoridades antidrogas de Venezuela bajo mi
dirección, capturaron, encarcelaron y llevaron ante la justicia, tanto en
Venezuela como en los países que los solicitaban, a 102 jefes de organizaciones
criminales del narcotráfico. Del total de grandes capos capturados, 21 fueron
deportados de forma expedita a los Estados Unidos y 36 a Colombia, de acuerdo a
las solicitudes realizadas por las autoridades de cada país y en cumplimiento a
los acuerdos internacionales de lucha contra el crimen organizado, hechos
reconocidos oficialmente por los gobiernos de EE.UU y Colombia.
Entre los años 2005 y
2013, el promedio de incautación de droga por parte de las autoridades
venezolanas ascendió a 56,61 toneladas anuales, cifra muy superior al promedio
de 34,94 toneladas al año, en los seis años inmediatamente anteriores, cuando
la Agencia Antidrogas de EE.UU (DEA) operaba en Venezuela. Este dato por sí
solo deja en evidencia la falta de compromiso de la DEA en el combate al
narcotráfico, y sustenta la muy documentada afirmación de las conexiones de
este organismo con las organizaciones criminales del narcotráfico.
Asimismo, Venezuela
siempre ha sido reconocida por las Naciones Unidas como territorio libre de
cultivos de drogas.
Los extraordinarios
avances de la República Bolivariana de Venezuela en materia de lucha contra el
tráfico de drogas, que dirigí como responsable de la seguridad ciudadana,
fueron reconocidos por organismos internacionales como la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y constan en los archivos de los organismos
jurisdiccionales de Estados Unidos y Colombia, países que también reconocieron
el esfuerzo contra el crimen organizado que encabecé, y que no tiene
precedentes en nuestro hemisferio.
La firme decisión de
enfrentar a las mafias internacionales del narcotráfico condujo al Presidente
Nicolás Maduro en el año 2012 a firmar una ley que permite la interdicción de
aeronaves del narcotráfico que violen el espacio aéreo venezolano. Gracias a
este moderno instrumento jurídico, Venezuela ha destruido, inutilizado o
derribado más de cien aeronaves que forman parte de la infraestructura de
transporte de droga desde Colombia y países vecinos y que transitan ilegalmente
por nuestro territorio.
Venezuela libra una
lucha abierta y sin cuartel contra el narcotráfico porque se trata de un delito
de lesa humanidad, transfronterizo y porque combatirlo es una responsabilidad
que compartimos como miembros de la comunidad internacional.
Venezuela enfrenta
también a los carteles de la droga porque nuestro país y nuestro pueblo es
víctima del narcotráfico, y en específico, de la poderosa industria del
narcotráfico colombiano, principal proveedor de la droga que inunda las calles
de Estados Unidos y Europa.
Es mucho lo que usted
debería investigar antes de avalar una acusación falsa y temeraria, elaborada
por burócratas y grupos de interés anti venezolanos, que sienta un peligroso
precedente en la relación entre naciones soberanas.
La decisión de 120
países de rechazar estas medidas ilegales contra Venezuela es una muestra
contundente del grave error que constituye la acción unilateral y contra el
derecho internacional cometido por la administración norteamericana.
Pero al margen de las
consideraciones políticas y geopolíticas, la decisión de la OFAC constituye una
grave violación a mis derechos humanos, y lesiona gravemente mi dignidad y mi
honor. He hecho mi vida personal, profesional y política en mi país, al que amo
profundamente y al que dedico mi vida a través de un proyecto político que
tiene como objetivos supremos la felicidad de nuestro pueblo, la igualdad y la
justicia social. No poseo bienes ni cuentas en los Estados Unidos ni en ningún
país del mundo, y resulta tan absurdo como patético que un organismo
administrativo estadounidense -sin presentar pruebas- me dicte una medida de
aseguramiento sobre bienes y activos que no poseo.
Las pretendidas
sanciones, aprobadas por la OFAC, el mismo día de su confirmación al frente del
Departamento del Tesoro, son ilegales y violatorias del Derecho Internacional
Público.
Actuar de oficio y
sin prueba alguna, convirtiéndose en policía extraterritorial sin tener
facultades para ello, es un formato que viola todo el sistema internacional en
materia de derechos humanos, cuya doctrina prevalece en el mundo.
Paradójicamente,
mientras una oficina administrativa se toma la licencia de acusar sin pruebas a
personas en cualquier parte del mundo –tal como lo reconocen organismos
internacionales e investigaciones académicas– la “guerra contra las drogas” ha
fracasado en todo el planeta y en el propio territorio de los Estados Unidos.
Hoy ingresa más droga que nunca a territorio estadounidense, y una corrupta y
poderosa estructura financiera legitima y recicla los dineros sucios generados
por este negocio trasnacional, que se roba la vida y el futuro de miles de
jóvenes norteamericanos.
Estados Unidos le
debe al mundo y a su propio pueblo una reflexión sobre su clamoroso fracaso en
la lucha contra el narcotráfico. Allí donde la llamada “guerra contra el
narcotráfico” como estrategia unilateral ha sido aplicada, los carteles de la
droga son hoy más fuertes que nunca, la producción de drogas ilícitas se ha
multiplicado y el negocio se cobra más pérdidas económicas y más vidas.
¿Cuántos jefes de
organizaciones criminales del narcotráfico ha capturado EE.UU en su territorio?
¿Cuántos bancos y paraísos fiscales ha clausurado EE.UU por servir de soporte
financiero a este gigantesco negocio y crimen contra la humanidad? Mientras se
abroga la facultad extraterritorial de certificar, acusar y penalizar a
personas y países, Estados Unidos no ha ratificado ninguno de los tratados
internacionales en esta sensible materia.
Estados Unidos debe
reflexionar y rectificar. Debe rectificar en la aplicación políticas y medidas
claramente ilegales en el ámbito del derecho internacional, agresivas e
injustas en materia de derechos humanos, peligrosas para las relaciones
internacionales, e inconstitucionales, a la luz de la propia carta magna
norteamericana.
Estados Unidos debe
rectificar, reconociendo que sólo el trabajo conjunto, transparente y la
honesta cooperación entre los Estados, puede rendir los frutos que la comunidad
internacional y los ciudadanos del mundo ansían en la lucha contra este flagelo
mundial.
Soy venezolano, soy
bolivariano y soy latinoamericano. Estoy plenamente convencido de los ideales
de independencia, justicia y libertad por los que nuestros libertadores
entregaron sus vidas, y estoy dispuesto a correr la misma suerte en defensa de
nuestra soberanía, nuestra Patria y nuestro pueblo.
Tareck El Aissami
Vicepresidente Ejecutivo
República Bolivariana de Venezuela
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